Puntos Clave del Movimiento Empático:
1) Un renacimiento de los estudios clásicos como base de un arte culto, que se innovará a través de la conciencia, la invención y el estudio.
2) El rechazo del principio de tabula rasa, subrayando la importancia de la tradición, al tiempo que intenta desenmascarar cualquier lÃmite teórico o aplicativo.
3) La importancia de los conceptos de “indivisibilidad� e “interdisciplinariedad� en el arte.
4) El rechazo a la especialización en el ámbito artÃstico.
5) La afirmación de una figura del Artista más involucrada en la sociedad civil.
6) El desarrollo de la inteligencia emocional a través de las artes.
7) El desarrollo de las Artes a través de las emociones.
8) La denuncia de las influencias excesivas entre artistas debido a la inmediatez de los medios de comunicación y por tanto la condena de cualquier forma de plagio.
9) La búsqueda del Artista Total (El Genio, capaz de cultivar todas las Artes de forma elevada y paralela; o el conjunto de varios sujetos que se unen empáticamente para formar esta figura).
10) Superar el modelo cientÃfico-especialista occidental y por tanto el enfoque lógico-racional.
11) El rechazo de los principios de “univocidad de visión� (de la verdad objetiva) y la adopción de los principios de un “punto de vista� fragmentado y la posibilidad de captar verdades subjetivas fortalecidas a través de la acción interdisciplinaria.
Puntos técnicos:
1) El uso de mayúscula en cada verso en la poesÃa contemporánea parece ser una práctica anticuada, enfática y, en última instancia, carente de sentido, que resta en lugar de añadir, incluso desde un punto de vista puramente gramatical. Esto, por ejemplo, no puede acentuar eficazmente la distinción entre un texto literario en verso y uno en prosa. Sin embargo, la apertura empática al estilo de otros deja a los poetas margen de elección, abarcando todas las tipologÃas técnicas, estilÃsticas y de contenido.
2) La única desconfianza que la PoesÃa Empática destaca (y cree necesaria en el nuevo Milenio) es hacia una escritura demasiado inculta y a su vez inaceptable para ser clasificada como “poesÃaâ€�, que es siempre una elevación del lenguaje y de los conceptos a un nivel universal.
3) La filosofÃa empática acoge el bien que cada filosofÃa y movimiento literario del pasado ha propuesto y parece capaz de seguir siendo parte de un discurso contemporáneo innovador para la poesÃa, el arte en su conjunto y la mentalidad colectiva.
4) Ninguna filosofÃa debe considerarse definitiva ni depositaria de verdades absolutas. Toda “escuela” filosófica ha intentado y sigue intentando dialogar y comprender las supuestas verdades mediante el lenguaje que tenÃa o tiene a su disposición y mediante la mayor inmersión posible en la reflexión.
5) La PoesÃa Empática no recomienda técnicas especÃficas, pero admira a cualquiera que sepa “crear poesÃa” utilizando cualquier técnica, pasada o presente, evaluando los resultados del texto propuesto en su conjunto. Sin embargo, se agradecen nuevas propuestas, incluso desde un punto de vista técnico.
6) El arte es: empático o narcisista (este último debe considerarse un arte “no-arte�).
7) Contra la poesÃa “no-PoesÃaâ€� que hace uso, incluso parcialmente, de la inteligencia artificial.
8) El arte empático se reconoce por una alta habilidad técnica y de contenido y no es fruto de una sensibilidad extemporánea.
9) El arte empático afirma amablemente su visión pero también está dispuesto a tomar acción para luchar a través de la denuncia.
10) El arte empático no nace sólo para consolar sino para revolucionar.
11) El arte empático celebra la belleza y aborda el dolor propio y ajeno.
Decálogo de la EmpatÃa.
Por Maria Rita Parsi
1. La empatÃa es esa capacidad humana, profundamente arraigada, que permite a quien la posee y cultiva ponerse en el “lugar del otroâ€� para comprender sus emociones, sentimientos, necesidades, motivaciones e intenciones.
2. En este sentido, deben considerarse las diversas formas fundamentales de empatÃa. Desde la empatÃa espiritual, que permite una conexión profunda y trascendente con los demás, pasando por la empatÃa emocional, que nos permite conectar con los demás y sentir lo que sienten, hasta la empatÃa cognitiva, que activa la capacidad de comprender las emociones de los demás, y la empatÃa fÃsica, que nos permite conectar con los demás a través de experiencias corporales.
3. Pero para ponerse en el lugar del otro, primero hay que conocerse a uno mismo (en griego antiguo, “γνῶθι σεαυτόν”, “conócete a ti mismo”).
4. Si una persona se conoce a sà misma, de hecho, no confunde las emociones, sentimientos, necesidades, deseos, motivaciones, intenciones, experiencias, metas y planes de los demás con los suyos.
Además, no proyecta sus propias aspiraciones en otros (familiares, parejas, hijos, amigos, colegas y, aún más, en gerentes, polÃticos y funcionarios) en un intento de lograr (o intentar lograr) algo que sirva, ante todo, para confirmar sus opiniones, posibilidades y capacidades.
5. Pero para conocerse a uno mismo en el “mundo de la era virtual”, es necesario (in)formarse para usar todos los lenguajes de comunicación e integración social de manera interdisciplinaria, sin privilegiar ni impregnar el mundo virtual, ya que la web puede condicionar el imaginario individual y colectivo, causando adicción a internet y otros trastornos psicofÃsicos graves e incapacitantes.
6. Por lo tanto, las ciencias humanas (antropologÃa, filosofÃa, pedagogÃa, sociologÃa, psicologÃa, psicoanálisis) y el uso competente de las artes gráficas, la pintura, la escultura, el teatro, la poesÃa, la literatura, la música, la danza, la fotografÃa, el cine y la web pueden contribuir, de manera decisiva y profunda, a ese autoconocimiento socrático.
7. A nivel neurobiológico, son las “neuronas espejo”, una clase particular de neuronas, las que promueven la comprensión de la mente y las experiencias de los demás, según la teorÃa formulada por el grupo de Rizzolatti y Gallese, según la cual la base de la empatÃa serÃa un proceso de “simulación encarnada”, es decir, un mecanismo de naturaleza esencialmente motora, muy antiguo desde el punto de vista de la evolución humana, caracterizado por neuronas que actúan inmediatamente antes de cualquier procesamiento más especÃficamente cognitivo.
8. Según la teorÃa de Martin Hoffman, la empatÃa, como dimensión afectiva, tiene un papel más relevante desde los primeros dÃas de vida, mientras que la dimensión cognitiva es prácticamente inexistente. Según Hoffman (2008), además de los componentes afectivo y cognitivo, un tercer factor lo constituye el componente “motivacional”.
9. Choi-Kain y Genderson (2008) también han estudiado en profundidad la empatÃa, identificando tres aspectos sintéticos de las diversas definiciones y concepciones:
– una reacción afectiva, que implica compartir un estado emocional con otro;
– la capacidad cognitiva de imaginar la perspectiva de los otros;
– una capacidad de mantener de forma estable una distinción entre el yo y el otro.
10. Para Salovey y Mayer (1990), la inteligencia emocional es «la capacidad de monitorear las emociones propias y ajenas, diferenciarlas y utilizar esta información para guiar los pensamientos y las acciones»; abarca las capacidades de autoconciencia y autocontrol, motivación, empatÃa y capacidad para gestionar las relaciones sociales que cualquier persona puede desarrollar y que son fundamentales para todo ser humano.
La empatÃa ha sido indispensable en la relación terapéutica desde Freud (1921), quien, sin embargo, no la consideraba una metodologÃa terapéutica. Para Kohut, Mead y Aaron Beck, la empatÃa se convierte en una herramienta indispensable y eficaz para establecer una alianza con el paciente que permita confiar en el crecimiento y el cambio, a pesar de las dificultades y el sufrimiento que podrÃan o podrÃan encontrarse al experimentar y superar problemas y patologÃas. En este sentido, la Psicoanimación – Terapia Atecorcrea (animación corporal terapéutica creativa) con mediación cognitiva, creativa y corporal (Parsi 1976) – es una disciplina terapéutica, humanista y transpersonal que utiliza un enfoque empático interdisciplinario para abordar, individualmente, en la familia, en la escuela, en la sociedad, cuestiones y problemas relacionados con la convivencia.
